16 de febrero de 2019

COMENTANDO: La contadora de Películas. Hernán Rivera Letelier

Fecha de Lectura: 9.02.2019 - 12.02.2019
Nombre: La contadora de películas
Autor/a: Hernán Rivera Letelier
Año: 2009
Género: Novela (ficción)

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Este libro fue un regalo de cumpleaños, una amiga me dijo que era su libro favorito. Regalar algo que es significativo para uno puede interpretarse como entregar un pedacito de uno a otra persona, algo así como cuando alguien te dice que escuches cierta canción, es algo que debes hacer porque se comparte algo importante. Además de leer todos los libros que tengo porque es algo que me encanta, por supuesto iba a leer este si venía de una persona especial y con un sentido especial.

Siendo sincera, tengo un déficit muy grande con la literatura nacional (chilena), me encantaría ir conociendo a más autores y leerlos (cualquier recomendación será bienvenida). Particularmente, al autor no lo conocía, había escuchado buenos comentarios sobre su libro La reina Isabel cantaba rancheras (1994), pero de ahí en más, nada conocía de su obra.

Hernán Rivera Letelier (68 años), es un novelista y poeta chileno, oriundo de Talca, conocido principalmente por sus novelas ambientadas en la pampa salitrera del norte de Chile (como el libro de esta reseña), su gente, paisajes, formas de vida, trabajo, etc. Reconocido por sus obras con diversos premios como el del Consejo Nacional del Llibro y la Lectura y el Alfaguara de Novelas. Sus obras además, han sido reeditadas y traducidas en Chile y otros paises de Latinoamérica y Europa (Argentina, México, España, Francia, Italia, entre otros).
Particularmente, La contadora de películas, ha sido traducida a más de quince idiomas y se realizó una película de ella además de adaptaciones al teatro.


Esta novela narra la historia de una niña, Margarita, que se convierte, tal como lo dice el título, en una contadora de películas. Esto ocurre cuando el dinero empieza a escasear, la familia de un padre paralítico y cuatro hermanos además de la niña, se quedan sin su madre quien se va por su cuenta y el trabajo escasea. Pero hay algo que saca de las penurias cotidianas a la población del campamento salitrero, el cine, cuando llegaba una película nueva, casi toda la población se dirigía a la oficina por una entrada; las favoritas eran las mexicanas con aquellas actrices que con una gran voz interpretaban las canciones del momento, pero también habían películas románticas con las cuales los jóvenes aprovechaban de coquetear durante toda la película.

En el caso  de la familia de Margarita, el padre al ver que no podían costear entradas para todos, se propuso hacer un concurso en el cual sus hijos irían, uno a la vez, a ver una película y cuando llegaran se la contarían a la familia, quien mejor relatara las historias ganaría y tendría esta importante labor. Por supuesto, gana la niña que con sus trece años no solo contaba la historia sino que la interpretaba, añadía detalles, cantaba, y se transformaba contando cada film. Con el tiempo, el rumor de una niña que contaba películas se esparció entre la población y poco a poco ella fue ganando público, siendo ovacionada por su familia, amigos, vecinos y pobladores en general.

Humberstone, el pueblo fantasma del desierto de Atacama, Chile.
Lugar en el que se ambienta la novela.

Con toda esa felicidad, jamás pensó que todo aquello tan lindo que vivía poco a poco se iría transformando en su condena, su desgracia y la ruina de su familia. Pasado ya unos años, la llegada de la televisión hizo poco a poco desaparecer el cine y del mismo modo, desaparecieron los espectadores de Margarita o más bien del Hada Delcine como se hacía llamar artísticamente. Un padre paralítico y alcohólico, la ausencia de una madre, hermanos con distintos intereses y problemas, el fin de las salitreras y la migración de la población llevaron a esta joven a quedarse sola en la pampa, con sus relatos, sus actuaciones y el aplauso que a lo lejos se apaga.

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Mientras tomaba mi taza de té y me preparaba a contar la película de pie contra la pared blanca, mi padre no se cansaba de repetir a sus invitados que aunque la película fuera en blanco y negro y a media pantalla, esta niñita, compadres, parece que la contara en tecnicolor y cinemascope.
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¿Qué puedo decir del libro? sus poco más de 100 páginas son fáciles de leer, no se trata de una historia densa con muchos detalles, lo justo y necesario para crear ese ambiente realista de la pampa nortina del desierto de Atacama, la época y entender el por qué de ciertas situaciones que se van dando.
Es más, en el libro se menciona:
Las casas del campamento, como en todas las salitreras de la pampa, definían  perfectamente las tres clases sociales imperantes: las casas de calamina de los obreros, las casas de adobe de los empleados y los lujosos chaleses de los gringos.
Nada más real que eso, la descripción de una pirámide social histórica y desigual que el escritor plasma en sus relatos.
Entre los años 60' y 70', donde hasta entonces el salitre, que había sido la materia prima que alimentaba a Chile, se iba a pique pero donde el cine, el teatro y la radio, gozaban de su mayor esplendor. El séptimo arte traía a la pantalla grande a actrices como Marilyn Monroe, Gary Cooper o Charlton Heston del cine estadounidense o a Lola Beltrán o Miguel Aceves Mejía en la escena mexicana.

A esas actrices y actores imitaba Margarita, una niña tierna, inteligente, que ha tomado el rol de madre y dueña de casa, con deseos de surgir en una carrera artística que con sus dotes le hacían producir grandes interpretaciones. Una niña obligada a crecer y a sobrevivir como puede. Este pasatiempo que pasa a ser trabajo y un disfrute en su momento, sacan a la niña y a los pobladores de la realidad económica precaria que ellos vivían en el campamento. Pero, como siempre, la realidad golpea de la manera más fuerte que puede y así como se plasma el esplendor del cine, también se retrata su decadencia con la llegada de la televisión, así como la del poblado del norte salitrero.

El trasfondo de la novela no es relatar como una persona puede contar una película (labor que parece extraordinaria), ya que las descripciones que realiza la niña de esta actividad recreativa son parciales, a lo más profundiza en lo bien que se sentía al oír el aplauso de sus espectadores y lo mucho que disfrutaba cada espectáculo (excepto uno); retrataba la vida precaria de las salitreras, los problemas, abusos y escasez que vivían cada día, los pocos derechos que tenían los trabajadores y mucho menores los que tenían las mujeres, ella, Margarita, sufrió aquella violencia que hasta el día de hoy intentamos erradicar de nuestra sociedad (pueden pensar que era otra época, las cosas se hacían diferentes y mil excusas más pero se trata de explotación, abuso y violencia de todas formas).


Representación teatral de la novela,
 con la actuación de Patricia Rivadeneira.
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La vida perfectamente puede estar hecha de la misma materia de las películas.
Contar una película es como contar un sueño. 
Contar una vida es como contar un sueño o una película.
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Por supuesto, no voy a decirle al escritor lo que debería hacer en su escritura, pero personalmente me quedo corta con muchas partes del libro, hay momentos donde las descripciones y la intensidad que pudo tener habrían enriquecido mucho más este libro, habría conectado mucho más con la historia y no me habría quedado ese sabor agridulce... casi amargo. A pesar de representar buenas imágenes de la época y lograr momentos donde uno se estremece y entristece, la historia es bastante plana mayormente. Aunque claro, la historia es narrada por Margarita, una niña que relata desde una voz infantil y pura; El lenguaje está muy bien logrado, los modismos son parte esencial de esta construcción realista de su novela y es esta misma construcción la que puede explicar la falta de detalles e intensidad de la que hablo, la historia no busca conmover, sino retratar una época, una población y un acontecimiento específico.

Por eso, junto a las peripecias de la niña, convertida de pronto en la mejor contadora de películas de la salitrera, Hernán Rivera Letelier va narrando la historia mágica de los cines en la pampa, en sus tiempos de esplendor y decadencia.


Termina la película, el público aplaude a la pantalla y aparece la palabra que nadie quiere leer:
FIN.

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