EL ARTE DE LEER Y ESCRIBIR
“Escribir pese a todo, pese a la desesperación” - Marguerite Duras.
Se empieza a escribir desde que somos pequeños, nuestra letra o caligrafía es única así como nuestros pensamientos y sentimientos. Cada uno siente de formas inimaginables y sin duda un aliado en ese intento de explicar el sentir es la escritura; Se comienza a leer desde que somos pequeños, torpemente, de corrido... con el tiempo mejoramos y encontramos nuestra voz.
A mí, me ha servido desde hace tiempos inmemorables y si bien a veces dejo la lectura y la escritura un tiempo, siempre vuelvo a ellas, escribo pese a todo, pese a cualquier desesperación, leo pese a todo, pese a cualquier otra obligación... lo que nazca, lo que piense, lo que sienta, lo que quiera. No necesito de reglas y cánones que me restrinjan, hay un imaginario guardado y listo para traducirse en palabras.
Cada vez que alguien lee o escribe se involucra en una función radical, se puede concebir como una profesión o tal vez una antiprofesión (como podría decirnos Nicanor Parra), una militancia que tiene dos aristas (o más), 1. para uno mismo en un acto donde el ego camufladamente se involucra, y 2. para el otro que, como escuché de un profesor, en un acto de generosidad que no está al servicio de un conflicto personal sino al servicio de la colectividad. Ahí, las ideas están dispuestas a involucrarse en el texto, darle forma y pasar por todos aquellos procesos con los que a veces nos martirizamos (antes, durante y después de leer... planificar, escribir, revisar, editar y volver a empezar), con el tiempo podemos entender su importancia.
En ese sentido, ¿qué habría sido de Exupery sin la lectura y la escritura? ¿qué habría sido de Parra, Baudelaire, Cervantes, Goethe o hasta Sófocles? Sin estas actividades, Huidobro (1919) no habría escrito los versos de Altazor que dicen “Silencio la tierra va a dar luz un árbol / Tengo cartas secretas en la caja del cráneo / Tengo un carbón doliente en el fondo del pecho / Y conduzco mi pecho a la boca / Y la boca a la puerta del sueño” versos que reflejan la complejidad y complicidad entre el escritor y sus ideas, su imaginación.
¿Qué habría sido de Gabriela Mistral, Sor Juana, Pizarnik, Storni, Woolf, Brönte, hasta Safo y tantas otras? Sin estas herramientas, Marguerite Duras (1993) no habría redactado en una de sus obras que se debe “escribir pese a todo, pese a la desesperación”, formando así su propio manifiesto y cuarto propio de la escritura.
La imaginación de cada persona, de cada escritor o escritora, es fundamental, viene siendo su caja de herramientas junto a sus emociones, sus conocimientos y experiencias, está presente en todos los seres humanos, es nuestra capacidad de imaginar la que ayuda a mantener la esencia de ese niño interior, que busca descubrir el mundo con sus preguntas; solo debemos ser lo suficientemente valientes y desesperados para llenarnos de ella.
La invitación está hecha por la ya mencionada Marguerite Duras y me atrevo a agregar a sus ideas que la lectura y la escritura son el arte de regalarle a otros un pedacito de uno sin ser uno mismo, es descubrir en las letras la compañía y el complemento perfecto de los sentimientos, canalizarla en la poesía o en prosa nos convierte en creadores de mundos, en exploradores del imaginario humano.
Es por eso que existe este blog, es la desnudez de mis palabras, es el sentir desesperado, es querer compartir un poco de lo que hago y me gusta, sea bueno, sea malo, prefiero compartirlo a que se quede perdido en mi memoria. Imágenes que dicen mucho, frases que duelen o sanan, poemas, historias varias y reseñas de mis lecturas. Busco retratar y darles también un sentido personal y social a lo que es parte de mí.
Así que la invitación está hecha:
COMPARTAMOS EL GUSTO POR EL ARTE DE LEER Y ESCRIBIR.
Saludos!
Charlotte Von T.
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